Historias de Villa del Prado

Os voy a pedir ayuda para la asociación cultural "Las Palabras Escondidas"
Entre las labores de la asociación está recuperar la "cultura escondida" de Villa del Prado.
Hay miles de historias, una reales, otras ya leyendas urbanas, que nos cuentan nuestros abuelos, nuestras tías, la vecina viejita que se sienta en los escalones de su casa... y queremos recuperar, clasificar y quizás, algún día, publicar esas historias.
Sabemos que son historias que se perderán, y forman parte de la cultura de nuestro pueblo. Así que, si tenéis alguna de esas interesantes, divertidas o trágicas historias, las escribáis aquí. Desde la asociación las copiaremos y las guardaremos, para hacer un archivo de nuestra propia historia, al alcance de todo el pueblo. Y, si conseguimos un buen archivo, podemos intentar publicarlas.
Os pido que especifiquéis si la historia es verídica o es inventada. Y al escribirla aquí dáis vuestro permiso implícito para poder publicarla.
Las disfutaremos todos.

Uysss... Elfik... Hace unos minutos he abierto un hilo para aportar leyendas...
Pero no había visto este... JAJAJAJA...

Un saludo y disfruta de las fiestas.

Para las palabras escondidas:

La leyenda del niño que no tenía cabeza. (Primera Parte)

Me decía mi abuelo, que en una casilla que existía camino a Picañejo, vivía una familia de ganaderos (4 ovejas, no os creais que eran los Maqueijan), que tenían dos hijos. Y uno de ellos no tenía cabeza.

Yo siempre me reía de esa historía, pues es evidente que si no tuviera cabeza, el niño no podría vivir. Me podría creer que le faltara un brazo, o que tuviera tres piernas (y cuando digo tres piernas, me refiero a piernas). Es raro, pero no imposible.

Pasó el tiempo, yo crecí (hasta 1,72 que mido ahora). Conocí, dada mi profesión, casos espeluzanantes asociados con malformaciones craneales...pero nunca vi, ni conocí, ni leí ni me contaron algo similar a la existencia de un niño sin cabeza.

Mi abuelo, ya fallecido, casi hasta su lecho de muerte, seguía empeñado en la existencia de un niño sin cabeza, algo que en sus últimos días se convirtió en una obsesión.

Tanto fue así, que un día decidí buscar, si no al niño (del que dudaba de su existencia) al menos a los padres o al hermano.

La Casilla ya no existía por esa época, y nadie daba razón del paradero de la familia. Creían que habían vuelto a su pueblo, en la Provincia de Soria. Otros decía que no era Soria, sino Coria, y alguno me dijo que habían muerto los tres, y que sólo sobrevivía el niño sin cabeza. ¡Qué descubrimiento!. Al menos había otra persona, además de mi abuelo, que sabía de la existencia del niño de marras.

Yo seguía sin creer nada de nada, pero he de confesar que mi curiosidad, como la cualquiera en mi caso, se había disparado exponencialmente.

Así que un buen día, salí camino Soria...
(Continuara)

¡Hombre! yo he oído hablar (incluso conozco) a gente con poca cabeza, pero sin, a nadie. Sigue por favor, me tienes en un sin vivir, soy un mar de dudas ¿por dónde comería? ¿por dónde vería (supongo que por el otro ojo; difícil lo sé, pero ya puestos)? en fin, que estoy que no quepo en mí.

Si voy a seguir la historia, por supuesto que si...pero tengo que llegar a Soria primero, a ver que me encuentro.

En cuanto llegue, sigo.

¡Además es un relato en tiempo real! LA OSTIA.

Ya, ya, os habéis enterado de que yo vivo en picañejo, y que me dicen cada dos por tres que algún día voy a perder la cabeza... pero solo tengo dos piernas, y una un poco cortocircuitada aún.

Ya estoy llegando a Soria. Huele a mantequilla....

Ya llegué. Héteme aquí en Soria capital.

Llegué, no recuerdo bien, a finales de enero o principios de febrero. Hacía un frío de cojones. (Aquí me gustaría tener la grácil soltura de pluma de elfik y relatar la sensación de frío que me invadió, con algunas metáforas y frases bien encadenadas, pero como soy muy torpe escribiendo, diré simplemente que hacía un frío de cojones, con lo cual el lector sabrá de sobra qué tipo de sensaciones corporales me invadieron) (Tambien hubiera sido bueno la participación de elrodri, con unas cuantas nosequé de esas que él pone. Aunque, pensandolo bien, quizás el lector no sabría si hacía frío o calor)

Bueno, pues mira que hacía frío. Pero me asaltó un pensamiento que me heló la sangre en las venas (lo único que no tenía helado a aquellas alturas)y fue que dí por sentado que me remitieron a Soria capital, pero que bien podría ser Soria provincia: Almazan, Burgo de Osma, Berlanga de Duero, Medinaceli o Tardelcuende (por ese orden).
¿Qué hacer?

Me dirigí a un lugareño al que no le parecía afectar el frío, y le pregunté si conocía la existencia de un niño sin cabeza. El hombre me miró a los ojos, sin decir nada, y ví un rastro de miedo en su interior. Afloraron dos minúsculas lágrimas a sus ojos. No se me heló la sangre, porque ya la tenía helada, como dije anteriormente. Lentamente levantó un brazó, y señaló a su derecha, hacia un cartel que, en letras góticas, rezaba de la siguiente manera: "Gran espectáculo. El niño sin cabeza. Plaza de Toros de Medinaceli. Conmemoración del milenario de la ciudad. Entrada gratuita."

A estas alturas, ya nada me podía sorprender. Pero el escepticismo que tenía intimamente arraigado se me cayó por los suelos (y no lo regogí).

¿Que hacer? Era obvio.

Ir a Medinaceli.

elfik escribió:Os voy a pedir ayuda para la asociación cultural "Las Palabras Escondidas". Hay miles de historias, una reales,.....que nos cuentan nuestros abuelos. Las disfutaremos todos.

Me contó el protagonista, soldado en el frente de Córdoba, G.C, que "...sufrieron un castigo-barrido, sin tregua, de la aviación..., un resfriado-un pañuelo-un armario y un cortijo y..." salió vivo del susto".
Un vecino fue protagonista, viven hijos-nietos-biznietos en villa, tal vez sepan algo más de episodio. Nos los contó, a 4 vecinos, mientras niscaleábamos. Relato real,...¡esas cosas pasan en la guerra, muchacho!

Lo de Medinaceli me heló aún más la sangre. Hacía más frío si cabe.

En la plaza de Toros ondeaban banderas del Municipio, la Comunidad, de España, de la Comunidad Europea y del Numancia F.C. Todo estaba inundado de carteles que anunciaban, de verdad de la buena, un auténtico festival de bichos raros. Yo no quería creer lo que mis ojos veían, pero una de dos, o me lo creía o cambiaba de ojos. Se anunciaba un espectáculo lleno de fenómenos de la naturaleza, como si fuera una mala película de la Serie B: "El niño sin cabeza", "La mujer barbuda", "El hombre con tres piernas" (se presta a muchas interpretaciones), "El hombre más gordo del mundo", "El hombre más alto del mundo" (y no, no es concejal de Villa del Prado), "La mujer inteligente", "El hombre que entiende lo que escribe elrodri", "El niño viejo", "El pirata honrado" "La bruja hermosa" "El rojillo honesto" etc etc etc, yo que sé, por lo menos cincuenta seres extraños.

Compré la entrada, treinta euracos del ala. Y me apresté a ver el espectaculo.

A estas alturas, si quereis que os diga, lo de menos ya era el niño sin cabeza. Me intrigaba quien podía ser la mente calenturienta que había reunido a toda esta fauna y había montado un negocio.

Pasó el tiempo

Paso más tiempo.

La gente se impacientaba.

Siguió pasando el tiempo.

A mi ya me sonaba a timo...cuando de repente, salió el niño sin cabeza.

¡Me cagüen tus muelas! ¿nos vas a dejar así otra semana?

¡Genial, cañas!